
Lecturas de hoy miércoles, 30 de Julio
- coriesucm
- 30 jul
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Primera lectura
Éxodo 34, 29-35
Cuando Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas de la alianza en las manos, no sabía que tenía el rostro resplandeciente por haber hablado con el Señor.
Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y al ver que su rostro resplandecía, tuvieron miedo de acercársele. Pero Moisés los llamó, y entonces Aarón y todos los jefes del pueblo se acercaron y Moisés habló con ellos. A continuación se le acercaron también todos los israelitas y él les comunicó todo lo que el Señor le había ordenado en el monte Sinaí. Cuando Moisés acabó de hablar con ellos, se cubrió el rostro con un velo.
Siempre que Moisés se presentaba ante el Señor para hablar con él, se quitaba el velo de su rostro, y al salir, comunicaba a los israelitas lo que el Señor le había ordenado.
Ellos veían entonces que el rostro de Moisés resplandecía, y Moisés cubría de nuevo su rostro, hasta que entraba a hablar otra vez con el Señor.
Salmo Responsorial
Salmo 98, 5. 6. 7. 9
R. (cf. 9c) Santo es el Señor, nuestro Dios.
Alaben al Señor, nuestro Dios,
y póstrense a sus pies,
pues el Señor es santo.
R. Santo es el Señor, nuestro Dios.
Moisés y a Aarón, entre sus sacerdotes,
y Samuel, entre aquellos que lo honraban,
clamaron al Señor y él los oyó.
R. Santo es el Señor, nuestro Dios.
Desde la columna de nubes les hablaba
Y ellos oyeron sus preceptos
y la ley que les dio.
R. Santo es el Señor, nuestro Dios.
Alaben al Señor, nuestro Dios,
póstrense ante su monte santo:
pues santo es nuestro Dios.
R. Santo es el Señor, nuestro Dios.
Aclamación antes del Evangelio
Juan 15, 15
R. Aleluya, aleluya.A ustedes los llamo amigos, dice el Señor, porque les he dado a conocer todo lo que le he oído a mi Padre.
R. Aleluya.
Evangelio según San Mateo 13, 44-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra''.
Reflexión
El Reino de los cielos no es simplemente un lugar o una promesa futura: es una realidad viva que transforma el corazón de quien lo encuentra. Jesús nos habla hoy de un hombre que, al descubrir un tesoro, vende todo con alegría. Lo mismo hace el comerciante con la perla de gran valor.
Ambos reconocen que nada en este mundo vale tanto como aquello que han encontrado. No dudan. No se apegan. Su alegría no viene de la ganancia, sino de haber hallado algo que colma el alma.
Así es el encuentro con Cristo: cuando lo descubrimos de verdad, todo lo demás palidece. Su amor, su presencia, su Palabra… son el tesoro escondido que transforma nuestra vida.
💬 ¿Qué lugar ocupa ese tesoro en tu vida?
¿Estás dispuesto a “venderlo todo” —renunciar al pecado, al ego, al miedo— por adquirir el campo donde Dios habita?
📿 Oración:
Señor Jesús, abre mis ojos para descubrir el tesoro de tu Reino. Hazme desprendido de lo que no me lleva a Ti y dame la gracia de elegirte a Ti, siempre, como la perla más preciosa de mi vida. Amén.




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